El desarrollo de una ventaja competitiva basada en el talento comienza con un proceso de reclutamiento y selección efectivo.

Para destacar en un mercado que se encuentra en constante evolución, las organizaciones necesitan desarrollar una ventaja competitiva que les permita asegurar su permanencia en el sector. Los directivos deben promover el desarrollo del talento humano, ya que se trata de un factor decisivo para impulsar la competitividad de la compañía.
No obstante, más allá de identificar a los colaboradores que cuentan con las habilidades necesarias para enfrentar los desafíos de la industria, el reto para las empresas es crear entornos de trabajo que promuevan la competitividad y estimular el desarrollo de competencias clave.
Es importante que los directivos evaluar la estructura organizacional, en ocasiones, una deficiente distribución de las cargas de trabajo y la falta de liderazgo por parte del jefe directo limita la capacidad de innovación de los colaboradores.
Por otra parte, es esencial generar una cultura organizacional enfocada en el talento humano donde los colaboradores puedan desarrollar su potencial. Los líderes de equipo deben gestionar su formación, sin embargo, es recomendable brindarle autonomía a las personas para que sean los encargados de construir su aprendizaje.
El desarrollo de una ventaja competitiva basada en el talento comienza con un proceso de reclutamiento y selección efectivo; mediante la aplicación de pruebas psicométricas, el reclutador puede identificar las competencias de un profesionista. Esta información le permite a los directivos tomar decisiones basadas en las necesidades del personal.
Contar con colaboradores calificados le permite a los directivos desarrollar una ventaja competitiva, al elevar la calidad del trabajo la organización obtiene un diferenciador que contribuye a incrementar la productividad al formar equipos de trabajo de alto desempeño.
Ahora bien, entre las acciones que los directivos pueden llevar a cabo para impulsar la competitividad de la compañía a través de las personas se encuentran:
Aplicar evaluaciones de desempeño.
Medir el clima organizacional.
Desarrollar programas de bienestar.
Generar planes de formación.
Desarrollar programas de incentivos.
Implementar prácticas de recursos humanos más eficaces.
Estas acciones ayudan a impulsar la competitividad de la compañía, al promover el desarrollo del personal se incrementa su compromiso, lo que da como resultado mayor rendimiento y sentido de pertenencia.
Por último, las empresas suelen recurrir a consultorías especializadas que cuentan con la metodología e instrumentos adecuados para medir el potencial de un candidato y medir su compatibilidad con la organización.
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